jueves, 9 de julio de 2009

CRIATURAS DE LA NOCHE 5: Sucubos, los demonios con cuerpo de mujer


κόλαση με το σώμα της γυναίκας

El súcubo (del latín succŭbus, de succubare, «reposar debajo»), según las leyendas medievales occidentales es un demonio que toma la forma de una mujer hermosa para seducir a los hombres, sobre todo a los sensibles e incluso a los monjes, introduciéndose en sus sueño y fantasías, para tener relaciones sexuales con ellos. De esta manera, absorben la energía del hombre para mantenerse, y a menudo, llegan hasta tal punto, que los enferman con distintas dolencias físicas y espirituales, y hasta pueden dejarlo agotado o incluso matarlo.

Los súcubos más conocidos son Lilith, Abrahel, Baltazo, Gabriela, Bietka, Filotano, Florina, Vasordiel, Mancerinio.... Uno de los más relevantes en la demonología es Lilith. En general son mujeres de gran sensualidad, persuasión y carácter emulativo. Lilith, se transformaba en una mujer de opulentas formas a la que gustaba seducir a los artistas para que la utilizasen como modelo en sus creaciones, especialmente si se trataba de motivos religiosos.

Según el Malleus Maleficarum, o Martillo de Brujas, los súcubos coleccionan el semen de los hombres con los que durmieron. Éste lo usarían para embarazar a las mujeres. Así, se suponía que los niños que serían engendrados, serían más susceptibles a la influencia de los demonios.

Según algunas creencias, los súcubos se podrían transformar en íncubus con el semen recientemente recogido impregnando a sus víctimas. Este hecho respondía a la creencia de que los demonios no podían reproducirse naturalmente, sin embargo los íncubos podrían fertilizar a las mujeres. El tener hijos con retraso mental o alguna deformidad era señal de que uno o ambos padres eran demonios.

En el siglo XVI, una talla de un súcubo fuera de una posada, indicaba que también funcionaba como burdel.

La palabra «súcubo» proviene de una alteración de succuba, procedente del latín y que significa prostituta. La propia palabra deriva del prefijo sub- que significa «debajo de, debajo», y del verbo cubo, que significa «yo quedo». Por lo que súcubo es alguien que queda bajo otra persona, mientras que un incubus (latín in-, la posición en este caso es «en la cima») es alguien que queda encima de otra persona .

La leyenda de los súcubos es una explicación del fenómeno de las poluciones nocturnas y la paralisis del sueño.

La apariencia de los súcubos varía, en general, tanto como la de los demonios; no hay ninguna apariencia o pintura definitiva. Sin embargo, se suelen pintar casi universalmente como mujeres seductoras desnudas con una belleza no terrenal, a menudo con alas demoníacas; de vez en cuando, en ellos se dan otros rasgos demoníacos, como pueden ser, los cuernos, una cola con una punta terminada en triángulo, con ojos de serpiente, cascos de caballo, colmillos, serpientes enrolladas a su cuerpo, etc. De vez en cuando, simplemente aparecen como una mujer atractiva en los sueños, en los que la víctima no puede deshacerse de ella, ni olvidarla. Los súcubos atraen varones y en algunos casos, el varón ha llegado a enamorarse de ella. Incluso fuera del sueño, ella no deja su mente. Siguen agotando lentamente la energía de su víctima.

En muchos manga, anime y videojuegos japoneses el súcubo se suele representar con unas grandes alas que crecen de su espalda.

Una versión conocida del súcubo en la creencia oriental es el um al duwayce (أٌم الدويس). Ésta retrata al súcubo como una mujer bonita, atractiva y perfumada que vaga por el desierto sobre un asno. Ella intenta atraer a los hombres, para así tener relaciones con ellos mientras, con la vagina dentada que posee —unas afiladas «navajas de afeitar» dentro de su vagina—, les rebana el pene, para así dejar al hombre agonizando de dolor. Habiendo dejado al hombre desvalido, ella toma la forma del hombre y lo mata. Algunos creen que además se los come vivos.

Ejemplos de súcubos extraídos de la mitología y folclore:

miércoles, 8 de julio de 2009

Vlad Drakulea: El libertador


Vlad III El Empalador (Vlad Tepes) (Sighişoara, 8 de noviembre de 1431 - Bucarest, 14 de diciembre de 1476) fue un Príncipe de Valaquia (hoy el sur de Rumania) y la figura histórica en la que el escritor irlandés Bram Stoker se inspiró para crear al inmortal personaje del Conde Drácula. Vlad era ortodoxo, aunque con posterioridad se convirtió al catolicismo.

Nació en la ciudad burgo-rumana de Sighişoara (Transilvania), el 8 de noviembre de 1431 y murió en batalla el 14 de diciembre de 1476 en las cercanías de Bucarest. También es conocido como Vlad Ţepeş (pronunciación: tse'pe) o Vlad el Empalador.

Gobernante de carácter volcánico e impredecible, fue el más duro de todos los gobernantes de Europa Oriental en el Siglo XV. Para algunos fue un heroico defensor de los intereses e independencia de su país y del cristianismo, mientras que para otros era una persona cruel que torturaba y mataba para divertirse, por puro placer.

De Vladislaus III, voivoda de Valaquia, se cuentan numerosas historias y leyendas. Fue rehén de los invasores otomanos hasta los diecisiete años de edad, cuando logró tomar el trono de Valaquia, del cual fue depuesto poco tiempo después. Sin embargo, en 1456, tras la Batalla de Belgrado, Vlad ascendió de nuevo al trono, tras matar a su contrincante Vladislav II, y ya no lo abandonó hasta 1462. Después vivió en el exilio hasta 1474, momento en que se lanzó de nuevo a la batalla para recuperar el cargo, lo que conseguiría en 1476. Sin embargo, en diciembre de este año caería luchando contra los turcos, rodeado de su leal Guardia Moldava.


Como su apodo Tepes indica, tenía predilección por el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo de aproximadamente 3.50 m. de longitud sin punta (ya que esto aseguraba un mayor sufrimiento en la víctima), por el abdomen, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muera allí lentamente, entre dolores atroces.

Al menos cien mil personas murieron de esta manera a manos de los hombres del Empalador durante los siete años que duraron sus sucesivos reinados: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo y las familias de todos ellos, incluyendo a los bebés, y a elementos de su propia milicia que "merecían" ser castigados.

Un delegado papal en la corte húngara lo describió así:

"No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto espanto. Tenía la nariz aguileña, fosas nasales dilatadas, un rostro rojizo y delgado y unas pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos; las cejas negras y tupidas le daban aspecto amenazador. Llevaba bigote, y sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más enérgico. Una cerviz de toro le ceñía la cabeza, de la que colgaba sobre unas anchas espaldas una ensortijada melena negra."

Vlad hizo y deshizo alianzas tanto con turcos como con húngaros siempre por los intereses de su patria, Valaquia. Durante todo su reinado se caracterizó como un auténtico patriota y siempre defendió los intereses de su pueblo ya que tanto húngaros como turcos miraban a sus territorios como región a conquistar. Casi siempre contó con un ejército reducido y muchas veces utilizó las tácticas de la guerrilla (utilizaba la táctica de tierra quemada, infectaba los pozos de agua, mandaba enfermos de tuberculosis a los campamentos turcos) para luchar contra sus enemigos

Sus hechos fueron inmortalizados por el juglar alemán Michel Beheim, en su obra poética Von ainem wutrich der hies Trakle waida von der Walachei en 1463.

BIOGRAFIA DE DRAKULEA

Fue uno de los tres hijos legítimos de Vlad Dracul (que significa Dragón o Demonio, de donde viene el término Drácula o Drăculea: hijo de Dracul), quien fue incluido en la Orden del Dragón de manos de Segismundo de Luxemburgo, también rey de Alemania, Bohemia y Hungría, en 1428. Dado que en la mitología rumana no existían los dragones, por analogía fonética de "Drac" (dragón en Húngaro) pasó a ser conocido como "Dracul", que en Rumano significa "el Demonio".

Vlad era príncipe de Valaquia (antiguo principado danubiano, que formó con Moldavia el reino de Rumania). Hoy en día, constituye dos regiones geográficas bien definidas: la Mutenia, situada al este del río Olt, y la Oltenia, al oeste.

Su traumática infancia fue muy determinante a la hora de formar su futuro como príncipe. A los 13 años, en 1444, fue entregado a los turcos como rehén junto con su hermano Radu por su padre, como muestra de su misión al Sultán y como garantía. Fue criado por el mismo Murat II (padre de Mehmet II, el cual lo tuvo como a un hermano) en ciudades como Adrianópolis, Egniojsor, Ened y Ninfamén, siendo el propósito evitar una nueva traición por parte del padre de Vlad.

Cuando volvió del exilio, su padre Vlad Dracul había muerto apaleado por Iancu de Hunedoara en 1447, y a su hermano Mircea le quemaron los ojos con un hierro al rojo vivo antes de enterrarlo aún con vida. Ambos hechos fueron ordenados por los Boyardos (una aristocracia local), a los cuales Vlad tuvo desde entonces odio eterno.

Los turcos lo apoyaron hasta convertirlo en rey de Valaquia (antes incluso llegó a ser príncipe de Transilvania, pero sólo durante unos meses), en Septiembre de 1448, pero los húngaros lo expulsaron por órdenes de Juan Hunyadi, comandante en jefe de los nobles de Hungría, antiguo aliado de su padre.

Durante ocho años Vlad estuvo viajando por los lugares limítrofes de Valaquia buscando apoyo. Se sabe que en este tiempo contactó con su primo Esteban el Grande de Moldavia, quien le ayudaría en el futuro contra los turcos cuando éste se convirtió en voivoda de su país. Además aprendió varias tácticas político-militares.

Estuvo en la corte de Juan Hunyadi, el cual, impresionado por su conocimiento de los turcos y su odio del sultán turco Mehmed II le perdonó y le tomó como consejero. Eventualmente se convertiría en el candidato húngaro al trono de Valaquia.

Cuando Vlad supo que los turcos habían sido rechazados por los húngaros se lanzó al ataque del poder que ostentaba Vladislav II, apoyado por los húngaros y la población de origen alemán y protegido de los turcos. Junto con un contingente de Transilvania derrotó al voivoda e hizo que lo ejecutaran en la plaza pública de Tirgusor (cerca de Tirgovisthe, la antigua capital de Velaquia, justo donde había muerto su hermano). Una vez convertido en príncipe, en 1456, los reinos cristianos lo reconocieron como tal.

La primera parte del reino de Vlad estuvo dominada por la idea de eliminar amenazas a su poder, especialmente de grupos de nobles, como los boyardos. Esto se consiguió por eliminación física, pero también reduciendo el rol económico de la nobleza: las posiciones más importantes en el Concilio de Príncipes, que iban normalmente a los más poderosos boyardos, fueron dados a individuos desconocidos, algunos de origen extranjero, pero leales a Vlad.

Para posiciones menos importantes Vlad también ignoró a los boyardos. Una de las bases del poder de la nobleza de Valaquia eran sus conexiones a las ciudades autónomas de Transilvania pobladas por gente de origen sajón. Vlad actuó contra ellas eliminando sus privilegios en relación con Valaquia y organizando ataques contra ellos.

Fue despiadado y en las ciudades donde no lo aceptaban se realizaban ejecuciones por empalamiento de hombres, mujeres y niños, como en los casos de la ciudad transilvana de Kronstadt (Brasov) y Hermannstadt (Sibiu), ambas ciudades habitadas por colonos alemanes que no querían comerciar con él o que no querían pagarle tributo. En 1459 hizo que 30.000 colonos alemanes (sajones) y oficiales fueran empalados

Con ello iniciaría su carrera de brutales masacres, entre las que se le atribuyen el exterminio de cien mil personas entre 1456 y 1462, hechos detallados en documentos y grabados de la época, que pusieron de manifiesto su gusto por la sangre y el empalamiento, por lo que se le comenzó a llamar Ţepeş que significa en rumano: empalador.

Una de sus acciones de empalamiento masivo fue en su venganza contra los boyardos, asesinos de su padre y de su hermano mayor. Vlad llevó a cabo esta venganza en la Pascua de 1459, invitando a los boyardos a una gran cena de Pascua pidiéndoles a estos que se pusieran sus mejores galas. Cuando terminaron de cenar, Vlad mandó empalar a los más viejos, mientras que a los jóvenes les obligó a ir hasta Târgoviste, hasta un castillo en ruinas que había en un monte cercano al río Arges. Los boyardos fueron a pie, y muchos perecieron en el camino, pero los que llegaron aún con vida, fueron obligados a construir el castillo de Drácula, y así, sus preciosas ropas de gala quedaron convertidas en harapos, mientras, obligados a construir el castillo, iban muriendo de cansancio y agotamiento a través de los meses ante el deleite del Empalador.

A Vlad le gustaba organizar empalamientos multitudinarios con formas geométricas. La más común era una serie de anillos concéntricos de empalados alrededor de las ciudades a las que iba a atacar. La altitud de la estaca indicaba el rango que la víctima había tenido en vida. Con frecuencia, Vlad los dejaba pudriéndose durante meses. Un ejército turco que pretendía invadir Rumania se volvió atrás, aterrado, cuando encontró a varios miles de empalados descomponiéndose en lo alto de sus estacas, a ambas orillas del Danubio.

Luchó y descargó toda su brutalidad tanto contra cristianos como contra musulmanes. Dependiendo lo que le convenía en cada momento, luchaba contra aquel que le hiciera pagar tributos.

Tanto musulmanes como cristianos lo tenían por maldito, quedándose él en una posición media, obligando a musulmanes de su país a luchar contra los musulmanes turcos, y a los católicos a matar ortodoxos.

El Día de San Bartolomé de 1459, Vlad hizo empalar a la mayoría de los sajones de Brasov, una ciudad transilvana que se había rebelado contra él, ya que habían apoyado al pretendiente Dan II junto con desleales húngaros y rumanos, y a continuación organizó un festín en el centro de este nuevo Bosque de Empalados aún aullantes, frente a la tarima donde un verdugo descuartizaba lentamente a los cabecillas de la sublevación y sus familias. La peculiar celebración duró hasta muy entrada la noche, cuando, para iluminarse, Vlad y su ejército prendieron fuego a la ciudad ante los ojos de sus 30.000 agonizantes ciudadanos. Incluso a los que no mandó empalar los amontonó e hizo que sus soldados los mataran a sangre fría con espadas, picas y cuchillos. Poco después atacó a la ciudad de Tara Birsei, en donde también hubo varios empalamientos.

Al año siguiente arrasó las ciudades de Amlas y Fagaras por rebelión, resultando la gran mayoría de sus habitantes empalados, quemados o muertos en combate. Estas ciudades tardaron varias generaciones en recuperar su población, quedando desiertas algunas poblaciones durante un siglo. Vlad, al firmar la paz con Transilvania, exigió que este principado no acogiera a ningún enemigo y que le pagara un tributo de 15.000 florines.

na vez hubo resuelto los conflictos internos, Vlad se alió con los húngaros, especialmente con el rey de Hungría Matthias Corvino (hijo de Iancu de Hunedoara). En 1459 dejó de pagarles tributos, y en 1460 se alió con Corvino y lanzó una serie de campañas contra los turcos. Aunque las campañas resultaron exitosas al principio, no le proporcionaron victorias duraderas debido tanto al escaso apoyo del mencionado rey húngaro, como a los limitados recursos de Valaquia.

En 1461 Draculea libró una de sus más famosas batallas. El Sultán turco Mehmed II, conquistador de Constantinopla, le tendió una trampa. Envió a su encuentro al colaboracionista griego Catavolinos, en calidad de embajador, para citarle en Giurgiu, puerto danubiano cerca de Bucarest, con el fin de "solucionar un pequeño problema fronterizo". En el lugar de la cita esperaba un destacamento al mando del general Hamza Beg. Vlad Tepes fingió caer en la trampa y se presentó con parte de los tributos pendientes e incluso algunos presentes para el sultán pero, a su vez, llevó consigo a un nutrido ejército de caballería que derrotó a los turcos con relativa facilidad. Después de esta batalla Catavolinos y Hamza Beg fueron conducidos junto al resto de los prisioneros hasta Tirgovisthe, donde murieron empalados, aunque otras fuentes aseguran que Hamza Beg fue abandonado con vida en la frontera tras serle cortados los pies y las manos.

Este mismo año, Mehmed II, un hombre al que no se le conocía precisamente por su repugnancia ante la efusión de sangre, retrocedió cuando pretendía invadir Tirgovisthe y volvió a Estambul enfermo de violentos vómitos ante la visión del Bosque de los Empalados. Este peculiar "Bosque" era un valle donde se habían talado todos los árboles para obtener estacas. Estacas suficientes para empalar a más de 23.000 prisioneros turcos, húngaros, rumanos, búlgaros y colonos alemanes y sus familias empalados allí mismo, repartidos por todo el valle, en lo alto de los palos.[4]

Animado por estos éxitos, Vlad III cruzó el Danubio y penetró en territorio otomano, donde derrotó a las tropas turcas. El 11 de enero de 1462 Draculea envió una misiva a Matías Corvino, informándole del recuento de las cabezas de 24.000 enemigos, a los que había que sumar los muertos en los incendios de sus casas, cuyos cadáveres no fueron recuperados. Además de la carta también envió al rey húngaro dos grandes sacos con orejas, narices y cabezas de sus víctimas. Fue tal el terror desatado entre los turcos por estas incursiones que buena parte de la población musulmana de Estambul abandonó la ciudad por miedo a que fuera conquistada por Vlad con el apoyo de los numerosos habitantes que aún echaban de menos el esplendor bizantino.

Enfurecido por el avance de los valacos, Mehmet II atacó ese año con un ejército de 150.000 hombres (según una carta que él mismo escribió a un gran visir) y una flota que ascendió por el Danubio. Estas tropas incluían a 4.000 soldados de caballería comandados por Radu el Hermoso, hermano de Vlad III. No hay acuerdo respecto a la cantidad de hombres de los que dispuso Draculea, pero diversas fuentes barajan cifras entre los 22.000 y los 30.900. Lo que sí es seguro es que Vlad III no pudo evitar que los turcos ocuparan la capital, Tarrgovişte (4 de junio, 1462), por lo que se sirvió de estrategias como la guerra de guerrillas y la tierra quemada para enfrentarse a los turcos durante la primavera y el verano de 1462, además de diversos ataques. El más importante tuvo lugar entre el 16 y 17 de junio, cuando Vlad y algunos de sus hombres disfrazados con ropas turcas se introdujeron en el campamento turco e intentaron asesinar a Mehmed. Además, para desmoralizar a los invasores, ordenó evacuar todas las ciudades de Valaquia y sacar de ellas cualquier objeto de valor. Éstos se retiraron tras fracasar en el asedio a la fortaleza de Kilia (al sur de Moldavia), con sus tropas diezmadas por la peste y dejaron a Radu el Hermoso para que continuara la lucha.

Esta sería la última gran batalla de Draculea. Pese a las victorias, a Vlad se le oponía la nobleza, que apoyó a su hermano Radu. Mehmet II, una vez en Estambul logró, usando una serie de intrigas que incluyeron la falsificación de documentos, que Matías Corvino encarcelase a Vlad III en agosto de 1462.

El ejército turco, dirigido por su medio-hermano Radu, rodeó la fortaleza de Poenari, donde se había refugiado el príncipe valaco. Un arquero lanzó una flecha a través de la ventana, avisando que el ejército turco se acercaba. McNally y Florescu explican que el arquero era un antiguo sirviente de Vlad, que lanzó el aviso por lealtad, pese a haberse convertido al Islam para escapar de la esclavitud por los Turcos. Su mujer, la princesa Cnaejna, al leer el mensaje se arrojó a un afluente del río Argeş para evitar ser apresada. De acuerdo con la leyenda, dijo que "prefería que su cuerpo se pudriera y ser comida por los peces del Argeş antes que ser apresada por los turcos". Hoy el afluente es llamado Râul Doamnei (el río de la dama). El mismo Vlad fue recluido en la torre real cerca de Buda, tomando posesión del trono su hermano Radu, quien actuó como un títere de los turcos.

No se sabe por qué, Draculea fue liberado en torno a 1474, pero no hay duda de que participó en la batalla de Vaslui (en la región de Jashi, Moldavia), junto al príncipe Esteban Bathory de Transilvania. Juntos invadieron Valaquia con un ejército formado por transilvanos, boyardos valacos y un pequeño número de moldavos enviados por el primo de Vlad Draculea, el príncipe Esteban el Grande de Moldavia. Tras esta batalla Draculea recuperó el trono, pero Esteban Bathory volvió a Transilvania, dejándole en una posición muy débil frente a sus enemigos.

Su última acción fue tres días después, cuando Vlad se lanzó a atacar a los turcos. Estos habían preparado otro gran ejército para conquistar Valaquia y poner en el poder a Basarab Laiota. Los turcos estaban apoyados por los nobles boyardos, quienes les dejaron vía libre para penetrar en Valaquia. Y fue Basarab quien se lanzó contra Vlad Dracula en una emboscada en la que murió éste y la mayoría de su guardia personal de moldavos, de los que sólo quedaron diez soldados. Tras su muerte su cara y su cabellera fueron separadas del cráneo y llevadas como trofeo a Estambul.

Tradicionalmente se ha considerado el monasterio ("la isla") de Snagov como el lugar de enterramiento de Drácula, y ciertamente se encuentra allí, junto al altar, una tumba con su nombre, aunque en su interior sólo se han hallado restos de animales. La posible explicación parece ser, como desvela el documental "Los padres de Drácula" (Bloodlines: Dracula's family tree"), que los monjes griegos, que se hicieron tiempo después con el monasterio, no quisieron que un personaje tan despiadado estuviera enterrado en el lugar más sagrado del monasterio, así que sacaron sus restos y los enterraron en otra tumba junto a la entrada. Esa tumba se derrumbó por efecto de una riada y los restos de Drácula se perdieron en el lago. Las excavaciones de 1932 encontraron el sepulcro del voivoda vacío, pero no obstante, su cadáver decapitado y ataviado con la vestimenta de su rango fue hallado a unos metros. Los restos, muy mal conservados, se perdieron durante la década de 1940.

Vlad III tuvo dos hijos con la princesa Cnaejna: Vlad IV Tepelus, muerto en 1500 y Minhea III "el Malo" (1462-1510), príncipe de Valaquia de 1508 a 1510.


EN LA MENTE DEL PRINCIPE DRAKUL

Los historiadores rumanos han documentado muchas anécdotas de la biografía del Príncipe Vlad Tepes, que pueden ayudar a comprender mejor sus razonamientos psicológicos. Estás son algunas de ellas.

Además del empalamiento, otros métodos de tortura usados por el Príncipe de Valaquia eran: la amputación de miembros, narices y orejas; la extracción de ojos con ganchos; el estrangulamiento, la hoguera, la castración, el desollamiento, la exposición a los elementos o a fieras salvajes, la parrilla y la lenta destrucción de pechos y genitales, especialmente de las mujeres y por último el desencaje de mandibulas.

Otra de sus actuaciones en su reinado fue cuando la población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones y asaltantes en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban nada al país. Para erradicar esto organizó un festín en una casa de las afueras de las ciudad, donde se invitó a pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos y pordioseros, y las grandes viandas y el vino estaban por doquier. Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad y su guardia se plantaron en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquel, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Esto se fue repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3.600.

El siguiente grupo para él improductivo con el que quiso acabar, fue el de los gitanos. Vlad reunió a los trescientos de una comarca, mandó que asaran a los tres líderes para que los demás los comieran o a cambio se alistaran al frente turco, sino todos serían asados. Los gitanos optaron por lo segundo.

En cierta ocasión, se presentaron ante él unos emisarios del Sultán procedentes de Estambul. Estos iban ataviados con sus ropas tradicionales, entre ellas el turbante. Al presentarse ante él, Vlad les preguntó por qué no le mostraban respeto descubriéndose la cabeza, y los turcos respondieron que no era costumbre en su país. Vlad, ofendido ante tamaña desfachatez, los devolvió a Estambul con los turbantes clavados a los cráneos, para que nunca se los sacasen.

Unas caravanas de comerciantes alemanes en su ruta desde Serbia hasta Hungría no pararon en Valaquia a comerciar con Vlad. Éste, al enterarse de la falta de respeto hacia él y su pueblo, mandó capturar las caravanas y asesinar a los 600 comerciantes que las componían exceptuando a dos, a uno de ellos le sacó los ojos y a otro le cortó la lengua y les hizo volver con las cabezas de los comerciantes a Serbia.

Vlad tuvo muchas amantes a lo largo de su vida, probablemente debido al hecho de que le duraban muy poco. Un día una de sus amantes le dijo que estaba embarazada de él. Vlad le envió una matrona para que la examinase y cuando ésta le dijo que no había tal embarazo le rajó literalmente el vientre a su amante gritando que quería ver el fruto de sus entrañas. Castigó duramente el adulterio y no dudó en empalar a todas aquellas mujeres que fueran acusadas de ello.

En el día de San Bartolomé en 1459, Vlad Draculea mando a empalar a 30.000 mercaderes y nobles de Transilvania de la ciudad de Brasov. Para ver como se cumplían sus órdenes, el príncipe hizo que preparen su mesa frente al bosque de los empalados, invitando también a los boyardos al banquete. Mientras comía, Vlad se dio cuenta que uno de los boyardos estaba cubriendo su nariz para evitar el terrible olor de vísceras y sangre. Vlad Draculea ordenó que el noble fuese empalado en una estaca más alta, para que evite el olor del resto de los empalados.

Vlad se encontró con un hombre trabajando en el campo que parecía falto de mujer por el aspecto de sus ropas. Al preguntarle si no estaba casado, éste le dijo que sí. Vlad hizo traer a la mujer y le preguntó qué hacía en sus días y ésta le dijo que lavar, hacer el pan y coser. Señalando a las ropas de su marido, Vlad no le creyó y decidió empalarla a pesar de que el marido afirmaba estar satisfecho con ella. Luego obligó a otra mujer a casarse con este hombre no sin antes amenazarla con el mismo destino si no cuidaba bien del campesino.

Otra de sus acciones fue la muerte al voivoda usurpador Dan. Este había intentado derrocar a Vlad, tras su fracaso y después de ser capturado, Vlad lo mandó ejecutar no sin obligarle antes a cavar su propia tumba y asistir a sus propios funerales. Ocurrió en 1460.

Cuando Vlad fue de visita a un pueblo de Valaquia, vio como dos monjes le pedían limosna. El príncipe les preguntó que por qué pedían limosna si podían vivir sin penurias colaborando en cualquier iglesia,y éstos le respondieron que mendigando podrían saber si iban a entrar o no en el reino de los cielos, a lo que Vlad sin más miramientos, les mandó empalar y les dijo que así sus dudas quedarían resueltas de inmediato.

También puso en una fuente de la plaza de la capital de Valaquia, Tirgoviste, una copa de oro para que todo el mundo bebiera en ella, pero aquel que la robara se sometería a la justicia del príncipe. Durante los años de su reinado nadie osó robar la copa de oro. Incluso tras su muerte la copa siguió durante un largo período en la fuente debido al temor que había infundido Vlad en los habitantes.

ncluso cuando estaba prisionero o en el exilio, se dedicaba a torturar y mutilar pájaros y otros animales pequeños, como ratones y ardillas.

Los historiadores que definen a Vlad III el Empalador como un héroe nacional destacan que, en aquel tiempo y lugar, el ejercicio del terror total era la única manera de mantener a raya a las fuerzas abrumadoramente superiores que, desde un lado y otro, se disputaban las puertas de Europa y de Asia. Desde esta perspectiva, Vlad Tepes habría sido simplemente un hombre de su tiempo, con la moral de su tiempo e incluso dotado de un sentido de la justicia y el patriotismo poco usual para una época tan convulsa, quien hizo estrictamente lo necesario para acobardar a los masivos ejércitos extranjeros y a los desestabilizadores del interior.

En la literatura y el cine fue el modelo del género de terror y de vampiro, ya que se dice que bebía la sangre de sus víctimas en copas mientras comía delante de los empalados. Su sádica personalidad la tomó Bram Stoker como modelo para su obra Drácula, escrita en 1897. Para 1976, el gobierno comunista de Nicolae Ceauşescu lo declaró Héroe de la nación al cumplirse el V Centenario de su muerte. Se han realizado infinidad de películas sobre el personaje pero casi siempre desde la perspectiva del vampiro y no de su biografía real durante todo el siglo XX. Existe una película rumana "Vlad Tepes" de 1979 que sí es histórica, dirigida por Doru Nastase sobre un guión de Mircea Mohor, donde Tepes es presentado como un héroe nacional.

CRIATURAS DE LA NOCHE 4: Incubus, los demonios con cuerpo de varón

επώαση, το σώμα ενός ανθρώπου με δαίμονες

El término significa: Íncubo (del latin incubare, ‘yacer’, ‘acostarse’) define a un demonio masculino en la creencia popular europea de la Edad Media que se supone se posa encima de la víctima durmiente, especialmente mujeres, para tener relaciones sexuales con ellas, de acuerdo con una cantidad de tradiciones mitológicas y legendarias. Su contraparte femenina se llama súcubo. Un íncubo puede buscar tener relaciones sexuales con una mujer para convertirse en el padre de un niño, como en la leyenda de Merlín. Algunas fuentes indican que puede ser identificado por su antinaturalmente frìo pene. La tradición religiosa sostiene que tener sexo con un íncubo o súcubo puede resultar en deterioro de salud, o incluso hasta la muerte.[3] Las víctimas viven la experiencia como en un sueño sin poder despertar de éste.

Si la mujer queda embarazada puede dar a luz niños deformes, de fácil control por parte del mal, o con habilidades especiales (como el mago Merlín, hijo de un íncubo y de una ramera, según una de las tantas versiones de su nacimiento). El íncubo succiona la energía corporal de la persona en el momento del sexo, de esta manera vive o se hace más fuerte. En casos extremos de acuerdo a quienes los estudian, puede llegar a darle un paro al corazón de la víctima e incluso matarla por la succión energética ocasionada, dejando a la víctima débil o enfermiza.

Se le conoce por diferentes nombres alrededor del mundo de acuerdo al folclore popular regional.

  • En la provincia chilena de Chiloé es conocido también como el Trauco, representado como un enano que seduce a las jóvenes en pubertad, algunas veces el trauco es usado para explicar embarazos no deseados o súbitos, especialmente en las mujeres no casadas.
  • En Hungria es llamado liderc y puede ser un amante satánico que vuela por las noches, y parece como una luz arrolladora o como un pájaro de fuego.
  • En Paraguay es conocido como Kurupí, un ser mitológico con un miembro viril gigantesco, que secuestra mujeres para violarlas.
  • En Guatemala es conocido como El Sombrerón, un ser de reducida estatura, galante, que viste de negro, utiliza minúsculas botas y un enorme sombrero (de ahí su nombre), seduce a las mujeres jóvenes, enamorándolas con bellas canciones.
  • En Brasíl es conocido como Boto, un ser joven y bello, traje blanco, zapatos blancos y su característico sombrero blanco que busca tapar una parte de la cara y el agujero en el alto de su cabeza.
  • En El Salvador, es conocido como Cipitío, enano y panzón que enamora a las mujeres.
  • En la mitología guaraní el Pombero -hombre bajo, flaco, de abundante vellosidad- secuestra y viola a mujeres a las que deja generalmente embarazadas.
  • En Colombia se le llama "El moan", y lo describen como de corta estatura y de cabello largo. Seduce a las mujeres de ojos grandes y pelo largo mientras se bañan o se peinan a la orilla de un río. Lo caracterizan también por tocar la flauta o el tambor.
  • En México se le llama "Rauel", y lo describen a menudo como de corta estatura. seduce a las mujeres mientras se bañan o duermen sosteniendo su seno derecho, convenciéndolas de que lo que hacen está bien porque es placentero, lavándoles el cerebro. Lo caracterizan también por ser responsable de violaciones de padres a sus hijas.
  • En Ecuador se le llama "Tintin", y lo describen a menudo como un duende. De corta estatura y que seduce a las mujeres mientras se bañan o duermen que comúnmente vive en árboles grandes o antiguos, razón por la que se explican embarazos.

martes, 7 de julio de 2009

El mito de los ángeles caidos...


En las religiones judía, crístiana y musulmana, un ángel caído es un ángel que ha sido expulsado del cielo por desobedecer o rebelarse contra los mandatos de Dios.

Según las leyendas más conocidas, después de la Primera Guerra en los Cielos, muchos ángeles fueron expulsados, convirtiéndose así en ángeles caídos. El ángel caído más reconocido por la historia es Lucirer; aunque esta palabra nunca se usa para referirse a un ángel caído dentro de la Biblia.

Hay varias hipótesis y mitos en relación a la caída de los ángeles; la mayoría teniendo como tema principal el libre albedrío, lujuria o vanidad, o la falta de entendimiento de los actos de Dios. Según el islam; el único angel caido es Iblis o Sitán. Este habría desobedecido la orden de Dios para arrodillarse ante Adam (porque Adam fue creado de la humilde arcilla, mientrás él había sido creado del fuego). Dios le expulsa y éste promete a Dios revelar la verdadera cara del hombre (mediante la incursión en los pecados). Para esta labor Satan o Iblis se emplea de los Junun (sing. Jinn) que ya estaban en la tierra antes que el hombre y que algunos aceptan a Dios y otros lo rechazan. Otra hipótesis cita sobre la potestad que el mismo Dios le otorga a los angeles caidos, que es el alcanzar la divinidad absoluta (aunque esto es considerado como herejía en el cristianismo católico) y nombra a Lucifer como la figura mas relevante y representativa. A los ángeles caídos se les suele considerar demonios ya que fueron expulsados y estos crearon su propio hogar, que solemos conocer hoy como Infierno. El más poderoso de los primeros ángeles que traicionó a Dios fue Lucifer, al que los demás demonios o ángeles caídos consideraban su líder y amo supremo del infierno.

Consecuencias del libre albedrío

Estas hipótesis o mitos están relacionados al libre albedrío y a los problemas en los cuales se ven envueltos aquellos que lo poseen. Estas hipótesis o mitos, las cuales pueden presentar en sus relatos algunas variaciones que hace que puedan existir diferentes versiones de cada una; son las siguientes:

El aura de Dios

La hipótesis fue expuesta por Orígenes de Alejandría, uno de los distinguidos Padres de la Iglesia en sus comienzos. Orígenes creía que Dios había creado a todos los ángeles de una forma uniforme y con libertad. Sin embargo, al tener el poder del libre albedrío, algunos de estos ángeles comenzaron a alejarse de Dios. Orígenes sostenía que aquellos que se alejaban menos se mantuvieron en las regiones cercanas a Dios; mientras que aquellos que se alejaron cayeron a los aires más bajos, convirtiéndose así en lo que conocemos como Ángeles (la orden más baja en la jerarquía angelica). Aquellos que se alejaron aún más se convirtieron en humanos, y finalmente aquellos que se alejaron a una distancia aún mayor se convirtieron en los caídos de Dios, o demonios. Estos caídos son los que componen el Infierno.

Orígenes explica de manera metafórica que, aunque estos ángeles cayeron y se convirtieron en humanos o demonios, la esperanza no debe perderse ya que los hombres se pueden convertir en ángeles, y los demonios pueden también recuperar su antigua apariencia angelical.

Lujuria

Esta otra hipótesis tiene como origen principal a una serie de libros no canónicos titulados Los Tres Libros de Enoc, una serie de libros encontrados en la pseudoepigrafía del Antíguo Testamento y en un pasaje del libro del Génesis. De acuerdo a este hipótesis, Dios le pidió a un grupo selecto de ángeles (los Grigori) que ayudaran a los Arcángeles a crear el Edén. Aquellos ángeles que descendieron a la tierra vieron a las hijas de los hombres y se encantaron con las mismas. Debido a esto, comenzaron a revelarle al hombre algunos de los secretos del cielo; como por ejemplo el movimiento de los cuerpos celestes ( astrólogia), el arte de hacer armas, y el mejoramiento de la cara y el cuerpo con maquillaje y perfumes (vanidad). Algunos hasta se enamoraron y tomaron como esposas a mujeres terrenales, creando una serie de descendientes similares a gigantes, llamados Nephilim. Esto enojó a Dios de tal manera que maldijo a todos aquellos que lo habían traicionado, los desterró del cielo, y los convirtió en mortales o en demonios. Dios envió un gran diluvio para limpiar el desastre dejado en la tierra por los descendientes de estos ángeles. Algunos ángeles conocidos que cayeron por estas razones son Semyazza, Luzbel (Satanás), y Azazel.

La única referencia sobre el tema en la Biblia, en la cual se alude a este evento, es un verso del libro del Génesis en el Antiguo Testamento:

Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Yahveh Dios: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llevaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad, fueron varones de renombre.

Génesis 6:1-4

Vanidad (Orgullo)

Este mito está relacionado a la rebelión de Lucifer en contra de Dios, muy conocida entre los cristianos. Lucifer fue el primer ángel y querubín en ser creado, y era además el más poderoso. Solo Dios lo superaba en inteligencia y poder. Irradiaba más luz que cualquier otro ángel, y su belleza era como ninguna antes vista en el cielo. Desafortunadamente, Lucifer se convirtió en un ser ambicioso, a tal nivel que un día decidió que iba a demostrarle a todos cuán grande era su poder. Para probar esto, iba a elevar su trono a la altura de Dios. Sin embargo, otros ángeles no aprobaron las intenciones de Lucifer, ya que no querían que un ser inferior tratara de ser igual a Dios y Su poder. Cuando Lucifer trató de llevar a cabo su plan reuniendo un ejército de ángeles rebeldes a Dios, fue derrotado y expulsado del cielo junto a quienes le siguieron en su rebelión.

Pecado

Esta historia indicaría que Dios creó a los ángeles con libre albedrío, pero observó que podían ser engañados. Dios pensó que su creación podía ceder demasiado fácilmente al pecado. Su solución fue el fortalecer a algunos de sus ángeles en una búsqueda del bien por un acto divino. Luego creó otro grupo de ángeles, pero esta vez no les dio Su Gracia y esperó a ver que pasaba. Como esperaba, el segundo grupo de ángeles cedió al pecado. Por esto comenzó una guerra en el cielo que culminó con una legión de ángeles puros siendo lanzados como pecadores.

Así, esta idea es unida comúnmente con la del Orgullo, estableciendo que Lucifer tenía un ejército de ángeles apoyándolo, causando así la Primera Guerra en el Cielo cuando los otros ángeles se opusieron a su plan.